Los discos SSD son imprescindibles hoy en día. Desde su aparición en el mercado hace ya bastantes años, hasta su consolidación en el mercado, debido en gran medida a la bajada de precios y el alto rendimiento en comparación con los discos magnéticos tradicionales, están configurados cada día en más equipos. Como cualquier componente, no está exento de averías y en el caso de este componente, es la avería más grande que puede ocurrir, ya que contiene la información guardada.

Sin entrar en detalles técnicos avanzados, la principal diferencia entre los discos SSD y magnéticos es la forma en la que se almacena la información. Por un lado en los discos magnéticos, la información se guarda en «platos», podríamos asimilarlo a un disco de música de vinilo. Cada «plato» contiene unas pistas y sectores que se magnetizan y un cabezal es el encargado de la escritura y lectura desplazándose por la superficie del plato. Mayormente, las averías de estos discos son mecánicas, por lo cual, un centro especializado podría reparar esto. Otro tipo de avería, es el descaste de sectores, pero al darse en algunos concretos, nunca es en el total de ellos, llega a perderse muy poca información.

En los SSD, la información se guarda en «chips» de manera electrónica, por lo cual, los fallos de estos elementos o del software que controla el funcionamiento del dispositivo son críticos y de difícil solución.

En cualquier caso, recalcar la importancia de las copias de seguridad, ya que las averías no avisan.